"Nada como ir juntos a la par": El libro de Tamar de Tamara Kamenszain

 

Hay en El libro de Tamar una enorme preocupación por decodificar el texto libertelliano en clave biográfica. El poema del exesposo es más que un juego de palabras, anagramas y aliteraciones con el nombre de la exesposa. Héctor Libertella y Tamara Kamenszain , un amor poético.

por Diego Hernán Rosain

 

Reza la creencia popular que el tiempo sana todas las heridas; sin embargo, hay algunas que permanecen abiertas indefinidamente y no hay sutura que permita remendarlas. No por el sufrimiento que ellas generan, sino porque el curarlas implicaría la pérdida de algo mucho más valioso que la superación del dolor. El libro de Tamar es el producto de una herida que se ha mantenido en carne viva por dieciocho años, pero también es la prueba de un gran amor y cariño entre dos personas que compartieron más de media vida juntas. Este –cómo llamarlo, ¿ensayo? ¿confesión? ¿autobiografía? ¿co-biografía? ¿carta de amor?– texto recoge no solo las voces de los escritores Tamara Kamenszain y Héctor Libertella, quienes podrían ser considerados los coautores de El libro de Tamar; también aparecen las voces de una generación estrechamente vinculada a ellos y una serie de parejas literarias a las cuales ella, Tamara, apela para repensar su relación con Héctor.

El volumen abre con la impresión de un papel que exhibe dos tipos de letras con diferente contenido: una en el margen superior, manuscrita, en cursiva; otra central, mecanografiada, en imprenta. La primera enuncia una afirmación que denota asombro; la segunda, un poema. Esta copia cuyo referente real aparece en una hoja A4 es un papel que el escritor bahiano dejó a su exesposa por debajo de la puerta de su antiguo departamento de casados el 2 de julio del año 2000. Al momento de leerlo, Tamara no pudo con su desconcierto y el papel quedó perdido en un cajón y sin respuesta. Quince años después, con la muerte de Héctor de por medio, la hoja fue reencontrada y, gracias a la distancia y la posibilidad de recapacitar que ofrece el tiempo, las palabras comenzaron a cobrar un nuevo significado (Kamenszain 2018: 18). Así nace El libro de Tamar, del poema “Tamar” del ahora difunto exesposo.

La poesía fue un género extraño y poco frecuentado por la pluma libertelliana, pero no absolutamente foránea. En un gesto similar, Tamara escoge la prosa, una escritura que le resulta ajena al verso, para responder y recapacitar en torno a “Tamar”. Libertella es constantemente evocado en la obra, pero no es sino hasta la mitad del texto que su nombre aparece explícitamente purgado de pronombres y alusiones. Hay una necesidad de acallar al autor del poema para dejar que el poema cuente su verdad, a pesar de que esa verdad sea en gran parte referencial. La escritora, a su vez, debe amordazar a la crítica para poder extraer su cuota de realidad al poema sin colocarse en una postura taxativamente academicista. Es que Tamara decide leer “Tamar” como un poema de amor, ligado directamente a la tradición del amor cortés o fine amor de los trovadores herméticos. Es por ello que cada capítulo es un intento extenuante de desgajar referentes y significado a cada unidad semántica del poema.

Hay en El libro de Tamar una enorme preocupación por decodificar el texto libertelliano en clave biográfica. El poema del exesposo es más que un juego de palabras, anagramas y aliteraciones con el nombre de la exesposa: cuenta algunos de los hitos más íntimos de su historia cuya única destinataria es la persona a la cual aún se ama, aunque sea de un modo diferente. Tamara se convierte así en cómplice de aquella trama y única capaz de desandar la letra hermética de Libertella para esclarecer al lector el sentido de esos bolsones semánticos.

Las parejas citadas –Ricardo Piglia y Josefina Ludmer, Ted Hughes y Sylvia Plath, Sharon Olds y su exmarido médico, Julia Kristeva y Philippe Sollers– funcionan a modo de espejo: por un lado, reflejan realidades que ellos, como cónyuges, experimentaron en carne y hueso; pero, por el otro, a veces el cristal se opaca sirviendo de contraejemplo, algo a lo que ellos jamás llegaron o con lo que Tamara se siente disconforme. Pero estas parejas también enuncian algo más: la parte pública de la intimidad y cierta densidad colectiva de la contemporaneidad. Las parejas son lo que dejan ver, sea esto antes o luego de la separación, y están conformadas por ciento de otras voces, como las de los amigos y las de los hijos.

Tamara abre y cierra El libro de Tamar con dos citas de Mark Strand quien, en La historia de nuestras vidas (The Story of Our Lives, 1973), narra en verso la historia de las vidas de una pareja que al mismo tiempo que él la escribe ellos la van leyendo. Así, Tamara le da un último significado a su texto y el de Libertella: el de ser una imposibilidad, la de contar de a dos, al unísono, y leer, en simultáneo, la vida que ellos construyeron codo a codo. La primera persona del plural siempre será una ficción ya que el que enuncia solo puede ser uno; pero, en su condición de ficción, permite explorar otras verdades y otros secretos que no acabarán de agotarse.

 

Referencia bibliográfica: Kamenszain, Tamara (2018), El libro de Tamar. Buenos Aires: Eterna Cadencia, pp. 96.


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