Las cadenas invisibles: Morgiana, entre la libertad y la esclavitud psíquica por Diego Hernán Rosain



 La complejidad textual que implica la lectura de Las Mil y Una Noches, la antología anónima de relatos árabes, el lector promedio suele recordar las tres historias más divulgadas del volumen y el relato principal que los enmarca. Entre todos ellos, el único personaje femenino que resuena en el inconsciente colectivo es el de Shehrezad quien, gracias a su astucia y gran saber, logra postergar día tras día su muerte

Diego Hernán Rosain[1]

(Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires – RIIAM)

Dhernan_rosain@live.com.ar

 

Abstract: De la complejidad textual que implica la lectura de Las Mil y Una Noches, la antología anónima de relatos árabes, el lector promedio suele recordar las tres historias más divulgadas del volumen y el relato principal que los enmarca. Entre todos ellos, el único personaje femenino que resuena en el inconsciente colectivo es el de Shehrezad quien, gracias a su astucia y gran saber, logra postergar día tras día su muerte. Sin embargo, dentro del rico espectro de mujeres que desfilan por la antología, Marÿana es una de las que podría igualarse a Shehrezad tanto en inteligencia como en picardía. Esta esclava, protagonista de la segunda parte de “Alí Babá y los cuarenta ladrones”, tiene un rol crucial para el desarrollo de la trama y es debidamente homenajeada en el manga Magi: The Labyrinth of Magic (2009) de Shinobu ?taka, explorando y explotando su condición de esclava. En el siguiente trabajo analizaremos ambas historias para ver qué transformaciones culturales ha sufrido el personaje de Marÿana a partir de su utilización en la versión de ?taka.

 

Palabras clave: Las mil y una noches, Magi, Morgiana, libertad, esclavitud.

 

Si debiéramos configurar, de manera rápida y precaria, un canon literario universal, lo más probable es que Las Mil y Una Noches,la antología anónima de relatos árabes, se posicione entre los diez primeros títulos de la lista. Sus personajes entrañables, sus argumentos fácilmente aprehensibles y sus temas atemporales y transnacionales hicieron de este libro un clásico indiscutible.[1]

Sin lugar a dudas, cuando hablamos de este volumen lo primero que al lector promedio se le viene a la cabeza son sus tres historias más divulgadas –“Aladino y la lámpara maravillosa”, “Alí Babá y los Cuarenta Ladrones” y “Simbad el Marino” – y el relato principal que los enmarca –la postergación de la muerte de Shehrezad a manos del rey Shahri-iar–. Entre todos ellos, el único personaje femenino que resuena en el inconsciente colectivo es el de Shehrezad quien, gracias a su astucia y gran saber, logra postergar día tras día su muerte.[2] Sin embargo, dentro del rico espectro de mujeres que desfilan por la antología, Marÿana es una de las que podría igualarse a Shehrezad tanto en inteligencia como en picardía. Esta esclava, protagonista de la segunda parte de “Alí Babá y los cuarenta ladrones”, tiene un rol crucial para el desarrollo de la trama y es debidamente homenajeada en el manga Magi: The Labyrinth of Magic (2009) de Shinobu ?taka. A continuación, analizaremos ambas historias para ver qué transformaciones culturales ha sufrido el personaje de Marÿana a partir de su utilización en la versión de ?taka.

En la historia árabe original, Marÿana no figura sino hasta un cuarto después de comenzada la historia. Ella es esclava de Qasim, el hermano pudiente de Alí Babá, y pasa a estar bajo tutela del segundo una vez que su amo muere a manos de los cuarenta ladrones. Como era costumbre entre los antiguos musulmanes, Alí Babá debe hacerse cargo de la viuda de su hermano, tomarla por segunda esposa y administrar todos sus bienes. Es así como Marÿana, la “esclava abisinia bella y diligente, sumamente aguda” (2009: 587), ayuda a su nuevo amo a encubrir por muerte natural el asesinato de su anterior señor por medio de una farsa en la que involucró al farmacéutico de la ciudad: a lo largo de tres días, Marÿana iría pidiendo un remedio cada vez más potente para un supuesto malestar que aquejaba al señor de la casa hasta que finalmente anunciaría su partida inminente y así poder darle debida sepultura.[3]

Como el cuerpo de Qasim yace desmembrado, Marÿana paga a un sastre para que recomponga las partes y así darle un entierro a cajón abierto. La esclava venda los ojos del sastre y lo conduce a ciegas para que reagrupe las partes de su señor sin saber quién es o cuál es su paradero. Pero los ladrones, al no encontrar en la cueva el cuerpo de Qasim, dan con el sastre y, vendándole los ojos, encuentran la actual casa de Alí Babá donde antes vivía su hermano. En lugar de allanar la casa, marcan la puerta con una cruz blanca para más tarde volver. Marÿana, que se da cuenta de la señal hecha por el enemigo, llena de cruces las puertas del vecindario, despistando así por primera vez a los malhechores.[4] Una segunda vez ocurre lo mismo y, a la tercera, quien repite el plan es el jefe de los ladrones, el cual memoriza la puerta de Alí Babá para idear un nuevo plan.

La trampa consiste en hacerse pasar por un vendedor de aceite y ocultar al resto de sus cómplices en jarrones transportados por mulas. Por la noche, el jefe pasa por la casa de Alí Babá y pide asilo para él y su cargamento hasta el día siguiente, a lo cual acepta con gusto para hacer un bien. Sin embargo, ni el falso mercader ni el dueño de casa contaban con que Marÿana buscara un poco de aceite de las vasijas que cargaban las mulas para encender las lámparas del hogar, dando en suerte con uno de los ladrones y comprendiendo la treta en la que habían caído. Entonces, decide llenar cada jarrón con un poco de aceite hirviendo, asesinando así a los ladrones que se ocultaban dentro. Cuando el jefe se dispone a efectuar su plan, se encuentra con que todos sus hombres han muerto, por lo que elige escapar para urdir un último plan. Al día siguiente, Marÿana cuenta a Alí Babá lo ocurrido la noche anterior y deciden ocultar los cadáveres en el patio de la casa para no levantar sospechas.

Finalmente, como el jefe de los ladrones no obtiene noticias por el asesinato de sus subordinados, decide hacerse pasar por un mercader más del zoco y entablar amistad con el hijo del difunto Qasim, quien se había encargado de los negocios de su padre. Al ver el buen trato que el extraño tenía para con su sobrino, Alí Babá invita en múltiples oportunidades al falso mercader a cenar a su casa, hasta que finalmente accede por cortesía y vuelve a introducirse en el hogar sin levantar sospechas. Pero no es otra que Marÿana la que reconoce al jefe de los ladrones bajo el disfraz de mercader y comprende cuáles son sus verdaderas intenciones. Es así que, tras levantar la mesa, se viste para dar un espectáculo de baile a los convidados, con el fin de acercarse al bribón. Cuando está por recibir la recompensa del mercader por su espectáculo, Marÿana, que ocultaba una daga entre sus ropas, encesta una puñalada fatal al jefe de los ladrones.

Frente a tal acto inesperado, Alí Babá se horroriza, pero Marÿana explica la situación y revela la identidad del mercader. Como acto de generosidad y solidaridad para con su esclava, Alí Babá le obsequia su libertad y la ofrece como esposa a su sobrino destacando que ella es “un modelo de servicio y lealtad” (2009: 606). Finalmente, la familia entera vive feliz en la opulencia y los tesoros ocultos en la cueva de los ladrones pasa a ser patrimonio de todos sus miembros.

En el manga de 2009, Shinobu ?taka introduce a varios de los personajes clásicos de Las Mil y Una Noches en un mundo ficcional novedoso dentro del cual conviven e interactúan. Entre ellos, Morgiana es una esclava con la cual Aladdin y Alibaba se cruzan en un mercado mientras transportaba limones. En un exabrupto, los dos la ayudan a levantar la mercadería desperdigada y notan que lleva unos grilletes en sus tobillos, frente a lo que Aladdin decide liberarla sin medir las consecuencias. Morgiana es una fanalis, un grupo étnico que habitó antaño en Katargo, una región dentro del Continente Oscuro. Su pueblo está casi extinto y los pocos sobrevivientes fueron cazados y esclavizados debido a su gran durabilidad y resistencia para trabajos manuales. Los fanalis comparten muchos rasgos físicos entre sí como una cabellera rosada, ojos delineados y una fuerza sobrehumana, además de un amor atávico por la libertad. Son grandes guerreros y portan una destreza física única, aunque esto se debe más a su historia como pueblo, ya que optan por la paz siempre que pueden.

Morgiana es huérfana y se ha criado como esclava de Jamil, jefe de la ciudad Oasis en Qishan, con quien prácticamente creció a merced de sus abusos y maltratos tanto físicos como psicológicos. Jamil es el motivo por el cual Morgiana, a pesar de sus habilidades innatas, no es capaz de romper sus cadenas tanto materiales como invisibles: ella vive presa del temor y limita todas sus acciones a raíz del pavor que le generan las cicatrices y huellas psíquicas provocadas por su amo. Si bien la relación con Jamil se rompe tras el capítulo 16, el camino que Morgiana debe emprender hacia la liberación y la autosuperación es largo y tedioso. El mismo no sería capaz de recorrerlo de no ser por tres grandes factores: el propósito que le brinda Goltas, la simplicidad de Aladdin y el amor de Alibaba.

Goltas, al igual que Morgiana, es un esclavo fanalis de Jamil. Funciona como única familia de Morgiana al comienzo de la historia y es quien le retrata su patria, el que despierta en ella la curiosidad por su tierra natal. Morgiana era aún demasiado joven cuando fue arrebatada de su hogar, tanto que sus únicos recuerdos son borrosos (Magi 10.9) y más bien implantados por lo que ha ido oyendo de Katargo. Una vez que el calabozo del djinn Amon es conquistado, Goltas se queda allí con Jamil para morir y le brinda a Morgiana un motivo para mantenerse viva: viajar hacia el Continente Oscuro y reencontrarse con los sobrevivientes de su pueblo.

Por su parte, Aladdin, quien demuestra ser un niño demasiado ingenuo e inocente por momentos, le demuestra a Morgiana que la esclavitud a la cual está sometida no es otra cosa que un estado mental ilusorio. Ella si quisiera podría romper fácilmente las cadenas de sus pies y huir, pero es por miedo y acostumbramiento al dolor que decide no escapar (Magi 10.11-12). Morgiana ha crecido dentro de una jaula que, para sus parámetros al comienzo de la obra, ya no representan ningún obstáculo para ella. Es conforme avanza la trama que se irá dando cuenta de ello, librándose no sólo ella misma de sus cadenas que la atormentan en la vigilia como en sus sueños (Magi 27.1-2), sino también liberando a otros cautivos y privados de su libertad como en la ruta de camino hacia Balbadd entre los capítulos 27 y 31. Cuando Morgiana lucha contra Fatima, un comerciante de esclavos al igual que Jamil, y se solidariza con la situación de los demás reclusos, finalmente empieza a purgar sus propios fantasmas.

Por último, el vínculo que Morgiana irá cosechando con Alibaba a lo largo de toda la obra es lo que determina que convierta sus cadenas en un símbolo de liberación. A pesar de que Jamil haya muerto, la condición de esclava de Morgiana parece no haber desaparecido. Es Alibaba quien con los tesoros obtenidos en el calabozo de Amon compra la libertad de los esclavos de Oasis (Magi 17.7). Morgiana, frente a tal obsequio, cree que lo mejor es trabajar por un salario mientras encuentra su rumbo, pero su camino volverá a cruzarla una y otra vez con los protagonistas hasta generar un vínculo familiar con Alibaba. En el mundo de Magi cuando una persona entabla un fuerte lazo afectivo con un conquistador de calabozo y candidato a rey, parte de su rukh o fuerza mágica se traslada a esta dentro de lo que se conoce como un contenedor doméstico, un artefacto particular con el cual el usuario se siente fuertemente ligado. En el capítulo 79 durante el arco de Sindria, Morgiana entre todos los tesoros posibles que le ofrece Sinbad escoge sus viejos grilletes de esclava para que eventualmente se conviertan en su contenedor, ya que estos “están llenos de la amabilidad de las personas más importantes para mí” (Magi 79.18). En el capítulo 86 se la ve por fin portando sus nuevas cadenas en las que figura un ave fénix, símbolo del Continente Oscuro. Pero no es sino hasta el capítulo 97, dentro del calabozo de Zagan, que se activan cuando Aladdin y Alibaba se encuentran en peligro y ella las utiliza como una extensión de sus brazos.[5] Su nombre es Amol Selseila (????), traducido como Alas Llameantes de Cadenas Metálicas, y le permiten no sólo controlar el fuego de Amon, sino también volar.

Las nuevas cadenas de Morgiana son mucho más que un arma. Alibaba comenta que le recuerdan a los trajes que llevaban las bailarinas de Sindria durante la fiesta del capítulo 81 en la que ella misma bailó. Morgiana muestra tener aptitudes para la danza (Magi 81.10-12), además de que su estilo de batalla parece una bella coreografía. Para esta altura, su destreza física deja de ser simplemente un arma para convertirse en una expresión de su ser, sus deseos y emociones. Morgiana más que otros personajes expresa con su cuerpo, es por ello que escoge convertirse en las alas de Aladdin y Alibaba (Magi 86.11-12; 194.15-17). Las cadenas dejan de ser un símbolo de la opresión y pasan a ser una herramienta de protección y el hilo rojo que la une con Alibaba, con quien finalmente contraerá matrimonio al concluir la obra. Es así como la búsqueda de la identidad está fuertemente ligada a la búsqueda de un propósito y, sobre todo, a la comprensión y nominalización del sentimiento amoroso, tan trabajado y elaborado bajo múltiples formas en Las Mil y Una Noches.[6]

A fin de cuentas, el viaje que emprende Morgiana, a diferencia de la aventura vivida por su contraparte literaria, no es física, sino más bien espiritual. Como ocurre con el resto de los personajes de ?taka, sumidos en un argumento supraterrenal y con destellos gnósticos, la esclava se zambulle constantemente en su interior en búsqueda de respuestas que le devuelvan la seguridad y la certeza de ser alguien (Rosain 2017: 43). Tanto el ingreso a los laberintos como el recorrido que ella emprende por la Gran Falla, el espacio oscuro y desolador que divide el Nuevo Mundo creado por Salomón y los restos del Antiguo, no simbolizan otra cosa que un deambular introspectivo por la misma esencia del ser universal e individual.

La historia de Morgiana en Magi se irá desdibujando poco a poco para dar lugar a la trama más global que involucra a todos los seres del universo ficticio de ?taka. Sin embargo, ella podrá finalmente desglosar la verdad detrás de la tribu fanali y reencontrarse con sus predecesores: los Leones Rojos de Alma Toran. Además, Morgiana acepta que ella es un ser con derechos y deseos, que su anhelo es vivir una vida feliz casada con Alibaba y rodeada de amistades a las cuales corresponder. ?taka trasvasa la astucia de Marÿana a la destreza física de Morgiana, pero ambas comparten un corazón noble y bondadoso que cuida y protege a sus seres queridos. La relación con el baile también perdura en ambos casos, pero la mangaka utiliza su condición de esclava para describir un problema social –la concepción de las personas como objetos o mercancías– y mostrar un proceso emocional profundo –su conversión en seres humanos–. Morgiana representa esta lucha de los hombres por adueñarse de su destino y lo logra a base de esfuerzo y determinación, apoyada en los vínculos que cultiva a lo largo de toda la obra.

 

Bibliografía

Anónimo (2009). Las Mil y Una Noches, Sagarzazu María Elvira (trad.). Buenos Aires: Colihue.

?taka, Shinobu (2009). Magi: The Labyrinth of Magic. Tokyo: Sh?kan Sh?nen Sunday, 2009.

Rosain, Diego Hernán (2017). “El sueño de los héroes: las máscaras del marino en Magi: Sinbad no B?ken”, CuCo, Cuadernos De cómic, Nº 9, pp. 37-52. En línea: https://doi.org/10.37536/cuco.2017.9.1170.

Sagarzazu, María Elvira (2009). “Introducción” en Las Mil y Una Noches. Buenos Aires, Colihue, pp. IX-CXXIV.

Valbuena de la Fuente, Felicísimo (2000). “Mujeres y Negociación en ‘Las mil y una noches’”, CIC. Cuadernos de Información y Comunicación, Nº 5, pp. 99-140. En línea: https://revistas.ucm.es/index.php/CIYC/article/view/CIYC0000110099A/7380.

 

 

 


[1]“Las Mil y Una Noches cabalgó de una capital a otra, un oasis a otro, de una tribu a la siguiente. Tuvo mundo. Tiene mundo. Es uno de los contados libros verdaderamente universales; su apátrida y gratuita vigencia se debe quizá al hecho de no ser la gesta de ningún país en particular, a no insistir en la ortodoxia, a no figurar en los programas de literatura ni prometer nada; en fin, no hay que leerlo. Si se lo sigue leyendo, es porque la vida continúa generando situaciones y figuras afines a las inmortalizadas por este texto” (Sagarzazu 2009: XXVI-XXVII, la cursiva es suya).

[2]Esta elección por una narradora femenina ubica a la mujer en un lugar de privilegio. Justamente, uno de los rasgos que comparten Shehrezady Marÿana es la astucia para engañar a los hombres viles y peligrosos que las rodean mientras salen airosas e incluso recompensadas por el encuentro con ellos (Sagarzazu 2009: LII-LVI).

[3]Sagarzazu destaca la falta de psicología de la mayoría de los personajes, quienes son definidos más bien por su capacidad de acción dentro de sus argumentos: “Esa personalidad a la que no hace falta aludir –y que tampoco cambia entre el principio y el fin– lejos de ser percibida como un fósil psicológico, se impone más bien por su ausencia de referencias prescindibles respecto del curso argumental. Tal vez la universalidad de algunos personajes se deba a esas referencias elididas respecto de quien actúa, que dejan en la trama un espacio muchísimo mayor para lo no personal. Se hace hincapié en lo que ocurre al exterior del personaje; el acento está puesto en el bagaje de experiencias referidas a un espacio real y ficcional más extenso que el que podría abarcar el protagonista y sus avatares psicológicos, y la escasa importancia de la identidad se convierte en pasaporte franco a experiencias extrapersonales y también extraculturales” (2009: XXVII).

[4]En este aspecto, Felicísimo Valbuena de la Fuente resalta que el ingenio de Luz Nocturna (Marÿana) estriba en su capacidad de captar las claves verbales y, sobre todo, no verbales, además de su habilidad para servir como mediadora entre la intimidad de sus amos y la opinión pública (2000: 106).

[5]Esta situación de Morgiana rescatando a sus amigos se repetirá más adelante, como cuando salva a Alibaba de caerse una vez que gasta todo su rukh en la guerra de Magnostadt.

[6]“(En el Islam) La tradición ha hecho que el amor, en cualquier instancia, se aconsiderado positivamente y que la atracción que provoca sea la misma, unas veces dirigida a Dios y otras a la carne. El hecho de amar es lo reverenciable, que en otras palabras indicaba que el amor es para ser experimentado.

 ”Las mil y una noches explicitan esta verdad de verdades a través de tan amplio registro de situaciones, que nadie queda excluido. El amor tiene, pues, objetos sublimes o no, pero considerado el sentimiento por excelencia, deviene en aquello que valoriza la existencia. Y los árabes lo reverenciaron hasta el punto de colocarlo ocasionalmente fuera del alcance de la religión” (Sagarzazu 2009: CXVI-CXVII, las cursivas son suyas).

 


[1]Es Licenciado y Profesor Normal y Superior en Letras por la Universidad de Buenos Aires, miembro activo de la Red Iberoamericana de Investigadores en Anime y Manga, de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África – Sección Argentina y de Satori - Asociación Cultural. Sus temas de investigación son la literatura argentina del siglo XX, por un lado, y los cruces entre canon literario universal y manga y anime, por el otro.

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