Finalmente Rojo, el primer poemario de Silvina Pizarro vio la luz en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación el jueves 20 de febrero, con una multitud de artistas, amigos y sobre todo lectores. Un libro puesto a circular, es una esperanza siempre.

Por Teresa Gatto

 

Rojo, Silvina Pizarro
Prólogo de Bea Pustilnik
Ediciones El Bien del Sauce, 2020, 82 pág.

 

“Al poema le incumbe todo, aun la tierra más ingrata,
la prueba más dura. De su confrontación consigo mismo
no está ausente la guerra con lo ajeno.
Todo y nada están ahí para ser dichos.
El poema es el puente que une dos extremos ignorados.
Pero es también esos extremos.
El poema es una venturosa incursión por lo ignorado"

Susana Thénon

 

 

Decía Pablo Duca, en una entrevista que le realizó Mario Ortiz para esta publicación que “El impulso más ansioso o que necesita una resolución inmediata termina en poesía”.

En Rojo hay inminencia y gradación. Los tres capítulos en los que está divido el poemario, componen un in crescendo que va desde una postulación de la escritura como fundamento de principios, derivando en un yo poético plurisignicante hasta llegar a ese desvelo que es el amor.

En la inminencia, Silvia Pizarro, arroja sin ningún azar, al ojo del lector, una suerte de rito que le quita tragicidad a la muerte:

“Escribir es

Reírse a carcajadas de la muerte”

Así finaliza Ars Poética, el primer asedio al lenguaje que anticipa  que la escritura es un amuleto nada esotérico pero eficaz a la hora de contarse/nos.

Existe en todo el poemario una trabajo muy cuidado en el que se reciben y disparan emociones, sensaciones, colores, perfumes que son exaltados por una grafía que abjura de las pausas comunes y dibuja el poema cuando lo escribe, de un modo en que la pausa, la detención, el break lector y escriturario, se posen como una mariposa en el verso anterior para gozar como anticipatorio al siguiente.

Podríamos ponernos formalistas y decir que el uso de la hipálage sobresale sobre otros recursos toda vez que la metáfora es todo el poema, pero se trata de un recurso usado de soslayo, con el poder de mil palabras sólo en cuatro

“En tu cuerpo

Anarquía”

Esa ausencia de poder no es la de un cuerpo, es la de un encuentro, en una fiesta de miel en la que la anarquía es el sexo que convierte en ninfa a quien da y recibe.

No faltan tampoco las dedicatorias que celebran la amistad: el dedicado a Silvia Kanter, que le otorga cualidades de pitonisa y bruja cuyas palabras “son hélices de ensueño” o el que le regala a Cecilia Nuin, la dueña de las gemas de color imposible.

El recorrido de Pizarro no deja tópico ontológico sin rozar, merodear y a veces escarbar hasta lo aciago de la soledad de una noche de palabras que se escapan, o de la fiesta del amor que huidiza, a veces, llega para dar esa sensación de una felicidad que sabemos recobrada y perdida al mismo tiempo.

Cuanto más lo leemos, más se nos escurre. Acaso ese sea el destino poético. El de la huida de las palabras que buscan que las volvamos a descubrir, que nos generan un síndrome de Estocolmo y que nos piden, ahora sí, la lectura en voz alta. Porque como señalaba Derrida, la escritura se acomoda muy mal en la tradición metafísica del lenguaje, platonianamente hablando, cuando se privilegia la palabra oral, se expulsa límpida y gloriosa la lectura. Bajo la metafísica, la palabra escrita es letra muerta, sin embargo cuando se trata de explicar el cómo significan las significaciones orales, el paradigma de la escritura resulta la referencia privilegiada.[i] De modo que, luego de varias lecturas, se produce un goce que es el que el poema reclama: Disuelve cada una de mis palabras en tu boca pero antes de que perezcan, hazlas salir deliciosa o trágicamente pero no me apreses en un solo sentido. Soy mucho más que eso.

Para muchos teóricos  hay una erótica del texto que debería ser valorada. Y este es uno de esos casos.

En este caso, Rojo, amerita una erótica de la lectura porque los recursos de los que se vale Silvina Pizarro, lejos de buscar entorpecer una lectura, sirven para  todo lo contrario, nos proponen intensificar el sentido, volver al texto plurisignificante, interpelarnos sobre nuestra visión del mundo y llenar de matices ese cúmulo sagrado de palabras que es un poema.

Finalmente, somos lo que leemos y darle la bienvenida a este Poemario, engrosa nuestras chances de comprender que, más allá de infinitos azares, lo único que deberíamos tener en una isla desierta es nada más ni nada menos que un libro. Si finalmente, todos dejaremos de existir, que no sea en silencio, que sea acompañados de palabras.


Sobre Silvina Pizarro 

Estudió Ciencias de la Comunicación (UBA). Desde hace más de una decena de años, trabaja en forma autónoma como agente de prensa (con especialización en teatro y literatura). En el terreno de la narrativa y de la poesía, comenzó su formación en el año 2009, con Beatriz Pustilnik y Sebastián Olaso. En el año 2011 realizó la Clínica de Escritura Creativa, organizada por De Las Palabras en Villa Ocampo, a cargo de Raquel Garzón y Daniel Ulanovsky. En poesía, se perfeccionó con Laura Yasan y Camilo Sánchez. Su micro/relato poético “Fin” fue seleccionado en el Concurso “Amores Perdidos”, organizado por la Fundación Española Letras con Arte. En el terreno de la redacción periodística, colabora para los siguientes medios: Diario Tiempo Argentino, Revista Vea Más, Revista Damiselas en Apuros y Revista Ruda. Rojo (El Bien del Sauce Edita), es su primer poemario

 

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La presentación contó con una performance poética, teatral, musical y audiovisual / En la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) - / Intérpretes: Gonzalo Álvarez, Marcelo Bucossi, Marito Falcón, Silvia Kanter, Pepa Luna y Silvina Pizarro / Músico en vivo (Piano): Fidel Araujo / Audiovisuales: Ignacio Verguilla - Dirección: Alfredo Martín –

 

 

 


[i] Antezana,  J. Luis H. Teorías de la Lectura, Editorial Altiplano, 1983, Bolivia, 1999.pag. 76

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