Trans: Literatura y Género literario en Latinoamérica

 



Mediante la fuerza subversiva de los textos que abominan de la repetición de sí mismos, los deslizamientos genéricos transforman las caracterizaciones estáticas, las locaciones fijas, alterando las clasificaciones performativas. Los ensayos reunidos en este volumen son el resultado de una investigación sobre esa singularidad de la literatura latinoamericana.

Por Sofía Traballi[i]

 

Silvana López (ed.). Transgenericidad. Ensayos críticos. Buenos Aires, Corregidor, 2015. 224 pp. 

Transgenericidad. Ensayos críticospropone una reflexión acerca de la transgenericidad como dinámica constante dentro del espacio literario latinoamericano, productora de transformaciones en las clasificaciones performativas, desvíos retóricos, nuevos linajes y genealogías, y alteraciones en la continuidad espacial y temporal tanto como en la construcción de verosímiles y subjetividades. A partir de este planteo inicial, los textos dan cuenta de las formas específicas que adquieren los deslizamientos transgenéricos en las poéticas de Felisberto Hernández, Héctor Libertella y  Julio Cortázar.

El volumen consta de un prólogo seguido de seis ensayos escritos por distintos autores (Noé Jitrik, Gustavo Lespada, Silvana R. López, Marcelo Damiani y Roberto Ferro) especializados en literatura argentina y latinoamericana. Podría decirse que los dos primeros textos, a cargo de Jitrik, funcionan a la manera de una “puerta de acceso”, y no solamente por su ubicación al comienzo del libro. En principio, debido a que introducen algunos conceptos teóricos fundamentales que se retoman posteriormente, en las sucesivas investigaciones; luego, porque presentan un mayor grado de generalidad en el abordaje del objeto de estudio. Los siguientes estudios analizan las dinámicas transgenéricas en autores particulares recuperando un corpus amplio de cada uno de ellos, opción metodológica que permite aproximarse a la transgenericidad a partir de una visión de conjunto, no sesgada ni reduccionista, de la producción de cada escritor.

El primer ensayo analiza el modo en que el escritor se vincula con la literatura, considerada, por un lado, como “institución” (productora de valores, normas y dinámicas) y, por otro, como “biblioteca” en tanto espacio de acumulación y permanencia de lo escrito a la vez que “campo de batalla” entre los textos consagrados y aquellos que quieren “entrar” y ocupar un lugar en los preciados anaqueles. Noé Jitrik propone pensar que todo autor sostiene para con la literatura una relación desiderativa incluso cuando lo que proyecta sobre ella sea rechazo (como en el caso de las vanguardias). En este sentido, la literatura/biblioteca se perfila como un objeto de deseo, podría decirse, “sin afuera”, en la medida que no hay escritor, por más renuente que se manifieste a ingresar al sistema literario, que pueda desenvolverse al margen de este último tal como existe en un tiempo-espacio determinado.

En el segundo ensayo de Noé Jitrik el foco se afina para centrarse en la literatura latinoamericana. Dentro de este campo, el investigador propone una reflexión acerca del concepto de “efecto” –entendido como “condensación significante” (p. 36) que emerge de las operaciones de lectura y escritura– a fin de preguntarse, desde una perspectiva fenomenológica y ligada a la teoría de la recepción, por aquello que provoca al lector un determinado discurso literario. Jitrik plantea como hipótesis que todo efecto modifica el objeto literario  que lo produce, pero también hace visible lo que ha llevado a producirlo, condiciona lecturas futuras y a menudo transforma las lecturas pasadas. Lábil y dotado de duración variable, el efecto guarda relación con las tipificaciones y clasificaciones de género en un contexto histórico preciso, pero también puede ocurrir, sostiene el crítico, que el efecto ligado a una retórica específica se produzca en un texto que no pertenezca a dicha variedad, posibilitando de este modo el surgimiento de deslizamientos genéricos.

En el tercer ensayo Gustavo Lespada persigue dos objetivos entrelazados. En primer lugar, discutir la usual adscripción de la literatura de Felisberto Hernández al género fantástico argumentando que la “función” y el “efecto” en los textos del escritor uruguayo no coinciden con los de esa vertiente genérica (caracterizada por la vacilación en torno al carácter natural o sobrenatural de los acontecimientos, el efecto de terror, la instauración de un verosímil realista para luego trastocarlo, entre otros rasgos) sino que apuntan a producir extrañamiento perceptivo y a expandir los límites de lo real. En segundo lugar, el estudio describe y caracteriza –a partir de un relevamiento riguroso de procedimientos narrativos y figuras retóricas– los modos en que el autor convierte la transgenericidad en un rasgo característico de su escritura, nutriéndose de “diversos géneros narrativos esquivando sus rótulos y sus convenciones” (p. 102).

LópezDamiani (cuarto y quinto ensayo, respectivamente) abordan otro caso singular de transgenericidad a partir del análisis de la producción de Héctor Libertella. Silvana R. López llama la atención acerca del trabajo renovador del escritor argentino con los géneros a partir de la asimilación de textualidades argentinas y latinoamericanas, y de lenguajes provenientes de distintas artes (cine, música, pintura, fotografía, entre otras). La autora plantea que, en Libertella, “escribir es reescribir” (p. 104) y cada objeto textual es “una puesta en escena [...] que exhibe lo no original como valor” (p. 135). En este proceso se destaca la citación –bajo la forma del collage y el montaje de fragmentos e imágenes– como elemento fundamental de los desplazamientos transgenéricos; las citas pertenecientes a un texto con un protocolo de lectura genérica se deslocalizan y se injertan en otros provocando transformaciones en su performatividad. Por este motivo, argumenta la investigadora, “los textos libertellianos no avanzan en una línea o en un único protocolo de lectura genérica, sino dan paso a la parataxis y a la construcción de constelaciones” (p. 141). Por último, López sostiene que esta dinámica de descentramiento es correlativa, en la poética libertelliana, con la producción literaria de una subjetivación igualmente descentrada que apunta a desoriginar el yo.

A partir de un enfoque basado en las propuestas teóricas de Lacan y DerridaMarcelo Damiani caracteriza la poética de Libertella como una “literatura de la (a)genericidad” (p. 144) cuyo particular efecto –al que denomina “Hefector”– se funda en el paso de un dispositivo a otro a fin de “desmontar ciertas construcciones de género para proyectar sus elementos en imaginarios ajenos” (p. 164). Dos conceptos centrales se anudan en la lectura del crítico: hermetismo e histeria. La escritura libertelliana es considerada, de este modo, como un complejo de signos hermético-histéricos, una oscilación entre la exhibición –recordemos que López habla en su ensayo de una “puesta en escena”– y la sustracción del cuerpo (textual) al goce del otro. Según Damiani, este hermetismo –fruto, por cierto, de la dinámica transgenérica por medio de la cual el escritor argentino se apropia de la tradición hermética europea y latinoamericana– apunta a poner en evidencia la insuficiencia del lenguaje naturalizado, normativizado, mediante el recurso a una literatura-jeroglífico, una “poética de la irreductibilidad” (p. 152) cuyos textos no se pueden clasificar y hacer significar en un único sentido último ya que insisten en mantener, sin concesiones, su apertura y su misterio.

En el estudio que cierra el volumen Roberto Ferro lee Los autonautas de la cosmopista, de Julio Cortázar y Carol Dunlop, recuperando aspectos relativos a su escritura y edición, y a las experiencias personales de sus dos autores durante este proceso. En primer lugar, el investigador argumenta que, lejos de ser marginal dentro de la producción del escritor argentino (tal como se lo ha considerado a menudo), se trata de “un texto privilegiado para iniciar una aproximación a la poética cortazariana” (p. 220). En segundo lugar, discutiendo con otras lecturas críticas, el ensayo considera el último escrito que Cortázar publica en vida como una textualidad transgenérica construida a partir de las técnicas del collage y el montaje de diversas variedades discursivas y literarias. Por último, Ferro se detiene en dos conceptos centrales del texto que lo ocupa, “tránsito” y “estancia”, a fin de explorar sus constelaciones de sentido y proponer estas nociones como una figuración de la dinámica de transgenericidad –en tanto desplazamiento de rasgos de un género a otro, pasaje a una nueva estancia “que produce sentidos diferentes del agrupamiento genérico del que proceden” (p. 218)– que advierte en Los autonautas... pero también en otras obras del autor.

En tanto texto plural Transgenericidad: ensayos críticos reúne miradas diversas en torno a su objeto de estudio. Los ensayos realizan propuestas productivas y novedosas eludiendo el tráfago de referencias eruditas tanto como la retórica academicista, asentándose en una escritura que, sin perder de vista la solidez expositiva y argumental, recupera de la tradición ensayística la fluidez y expresividad de la palabra, la oportuna digresión, la reivindicación del yo escritural y la libertad de plantear lecturas que no rematen en conclusiones cerradas. 

Si bien los textos que componen el volumen no dialogan entre sí de manera explícita, una serie de conceptos generales –escritor, lector, recepción, biblioteca, efecto, género, transgenericidad– migra de ensayo a ensayo hallando en cada uno su articulación particular y haciendo que el conjunto resulte coherente sin ser reiterativo. Es remarcable el hecho de que los seis estudios coincidan en explorar la transgenericidad en autores –Felisberto, Libertella, Cortázar– para quienes la literatura es, fundamentalmente, un modo de provocar extrañamiento y confrontar las visiones estereotipadas de la realidad. Acaso los desplazamientos transgenéricos apunten también a eso: desautomatizar la percepción, esta vez, de los discursos literarios y sus protocolos de lectura cristalizados históricamente.

Para finalizar, cabe llamar la atención sobre una idea que transita varios de los ensayos: la de la literatura como utopía. En la propuesta de Lespada, la narrativa de Felisberto es leída como una apuesta a la desjerarquización estética, epistemológica e ideológica “en pos de una utopía de equidad, sin castas, de la lengua” (p. 102); en el caso de Libertella, su hermetismo compone una escritura que “se vuelve utopía” (López) y “manifestación de lo imposible” (Damiani), en tanto constituye una forma de resistencia frente a los discursos naturalizados, presuntamente realistas. También en Ferro, aunque no se la mencione de modo explícito, la impronta utópica se insinúa en la concepción de la textualidad cortazariana como una errancia sin fin de los sentidos. Acaso las investigaciones reunidas en el presente volumen postulen algo semejante para los estudios literarios. Repensando la genericidad a partir de las nociones de tránsito, transformación y desvío, delinean un programa crítico que podría considerarse él mismo como la celebración de una u-topía de los géneros en tanto se propone confrontar las caracterizaciones estáticas, las locaciones fijas, para destacar, en cambio, “la fuerza subversiva de los textos con respecto a las clasificaciones performativas” (p. 11), en última instancia, el nomadismo de la literatura que, como señala Jitrik, abomina de la repetición de sí misma.

 

 


[i] Sofía Irene Traballi es Licenciada en Letras y Profesora en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como adscripta en las cátedras de Literatura Latinoamericana II y Problemas de Literatura Latinoamericana “A” de la carrera de Letras (UBA). Ha publicado artículos sobre literatura argentina y latinoamericana en revistas académicas nacionales e internacionales. Contacto: sofiatraballi84@gmail.com

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