Por Silvana R. López
Para Carlos María López Ramos
Un escritor francés ha observado que el hallazgo afortunado de un libro puede cambiar un ‘destino’. Eludiendo los dominios del destino, prefiero reflexionar en torno a cambios de trayectoria, desvíos, fugas o entrecruzamientos. Algo de eso me ha sucedido en las redes sociales al encontrar una fotografía con los hashtag de un evento:
Se trata de una imagen del fotógrafo florentino Aurelio Amendola que anuncia lo que será la muestra "Città Eterna, eterni marmi", una retrospectiva del artista uruguayo Pablo Atchugarry, en el Mercado de Trajano, en Roma.
El puctum de la fotografía no es un detalle ni tampoco la copresencia de elementos, como sugiere Roland Barthes en “La cámara lúcida”, sino una superviviencia heterogénea y anacrónica, siguiendo el estudio de las imágenes de Georges Didi- Huberman, cuya fuerza de expansión hace estallar el marco. La memoria, así provocada, busca en la historia y en el arte. Las imágenes se pliegan una a una en un montaje articulado por un material poderoso y sempiterno: el mármol. La fotografía como una textualidad deviene ‘imagen dialéctica’ en tanto existencia simultánea de lo actual –las esculturas en piedra de Pablo Atchugarry- y el mito -la piedra como monumento de la historia y de la praxis del arte en la perpetuación del poder-. Asimismo, el cromatismo blanco y negro de la fotografía como gesto estético (y también político) afantasma el espacio del Mercado de Trajano: las esculturas blanco marmóreas, en el deseo de una anamorfosis, interrumpen la lógica de las ruinas e incitan –o asedian- otras formas de ver y mirar.
La operación del fotógrafo se articula con el proyecto de los curadores de la muestra -Sylvia Irrazábal, Directora de Cultura del IILA (Instituto Ítalo-Latino Americano), Pablo Atchugarry y la Fundación Atchugarry- que consiste en una selección de cuarenta obras del artista exhibidas en los cuatro niveles del mercado, diez de ellas, monumentales, se expondrán en los espacios exteriores.
Pablo Atchugarry trabaja el mármol de Carrara desde hace varias décadas, , también el rosadode Portugal, el negro de Bélgica y el gris Bardiglio,repartiendo su vida entre Italia y Uruguay. En largas jornadas de trece horas, el artista se adentra en toneladas de bloques de roca con martillo, cinceles y amoladoras, componiendo la pieza en un diálogo estrecho ojo-mano con la piedra: “Voy dibujando la obra en el bloque …es un dibujo que va desapareciendo a medida que avanzo… a obra terminada nada de ese dibujo sobrevive … Tengo asistentes que me ayudan en el lijado, en alguna desglosatura, pero no en la ejecución, en el tallado. Porque ni yo mismo sé del todo lo que voy a hacer. Hay una especie de proyecto, de mapa general pero luego aparece la aventura de lo inesperado, de lo que uno va encontrando en el momento. Las venas del mármol, sus características… una forma va condicionando a otra forma, un espacio va hablando y va contando al artista la presencia de ese hueco. Hay muchas cosas que pasan en el camino de la realización y para que sucedan uno se tiene que someter a la dureza del trabajo”, comenta Atchugarry en El Observador de Montevideo, Uruguay. De ese modo, ha esculpido obras como “La Piedad” -un homenaje a Miguel Ángel- en un bloque de doce toneladas de mármol de Carrara, también esculturas monumentales de cinco y ocho metros tales como “Nel camino della Luce”, “Abrazo cósmico” o “Vida en movimiento”.
Mediante un trabajo de tallado que implica no sólo una estética sino también la fuerza delicada del brazo del artista, Atchubarry logra que la piedra metamórfica se pliegue, se doble, se ondule, se eleve hacia el infinito. En los pliegues y repliegues de esa materia dura, la textura del mármol se esponja, aparecen agujeros, proliferan luces y sombras, curvas y líneas que se fugan en sucesivas filigranas. El plegamiento y el vacío desfiguran la armonía y la perfección de las formas clásicas pero dialoga con ellas en la comba, en el vértice, así como con las estéticas renacentistas, barrocas y también góticas. Anacronía de un trabajo con cíncel que lleva a la materia más allá de sus límites, persiguiendo dimensiones inauditas, en suspensión o a punto de estallar.
"Città Eterna, eterni marmi", en Roma y en el Mercado de Trajano es un acontecimiento. En ese singular espacio de la historia, la obra de Atchugarry se invagina y desvía trayectorias en un montaje deslumbrante de líneas y pliegues y de tiempos heterogéneos.
PABLO ATCHUGARRY
“Città Eterna, eterni marmi”
Curaduría : Fundación Pablo Atchugarry
Texto Crítico: Luciano Caprile
Fotos: Aurelio Amendola
22 de mayo de 2015 - 7 de febrero de 2016
Roma, Museo dei Fori Imperiali – Mercati di Traiano
Via Quattro Novembre, 94
Inauguración para la prensa: jueves 21 de mayo - 11,30 horas
Desde el 22 de mayo de 2015 hasta el 7 de febrero de 2016 el Museo dei Fori Imperiali – Mercati di Traiano di Roma acogerá la exposición “Pablo Atchugarry. Ciudad Eterna, eterni marmi”, una importante retrospectiva del escultor uruguayo Pablo Atchugarry promovida por la Asesoría de Cultura y Turismo de Roma – Superintendencia Capitolina de Bienes Culturales, el IILA – Instituto Ítalo-Latino Americano y la Fundación Pablo Atchugarry, y patrocinada por la Embajada de Uruguay en Italia, mientras que la organización visual y los servicios museales correrán a cuenta de Zètema Progetto Cultura.
Horario:
Todos los días, de 9,30 a 19,30
La taquilla cierra una hora antes
Entradas:
Entrada combinada Mercati di Traiano-Museo dei Fori Imperiali + Exposición
para los no residentes en Roma: 14,00 € entero / 12,00 € reducido
Entrada combinada Mercati di Traiano-Museo dei Fori Imperiali + Exposición
para los residentes en Roma: 12,00 € entero / 10,00 € reducido
gratuito para las categorías previstas por tarifas vigentes
Info:
Tfno. +39 060608 (todos los días de 9,00 a 21,00)
www.mercatiditraiano.it www.museiincomuneroma.it
Encargado de Prensa
Studio Begnini
Roberto Begnini y Flaminia Persichetti
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